Después de terminar el primer dia del Ultra todo fué una experiencia totalmente nueva.
Hace un año después de que tuvieron que bajar por mi y retirarme de la carrera, todavía fué una noche larga la que siguió, recuerdo que a pesar del frio terrible que sentía en los huesos y que nada podía calmar la temblorina que traía, tenía toda la intención de regresar y continuar, y para esto tenia que mostrar la mejor cara posible a mi familia para que no se preocuparan por mi. Desafortunadamente la noche no fué suficiente para que me sintiera mejor, tanto frio hizo que me costara trabajo dormir, y esa sensación continua de escalofrío por horas terminó por debilitarme muchísimo. Al dia siguiente me levanté devastado física y psicológicamente.
Pero en esta ocasión, todo era para mi como un extraño deja vu, era la forma en la que siempre imaginé que iba a ser, pero que tuvo que tomar mas tiempo para hacerlo realidad.
Una vez que terminó el dia 1 y terminó mi masaje, que me lo dió una terrible masajista por cierto, subimos a la camioneta y regresamos a la casa, era muy diferente desde el hecho de que todavía quedaba un poco de luz de dia y que me sentía de maravilla.
Llegamos a la casa, tomamos un baño y después de ,ahora si, un magnífico masaje que me dio mi mamá, cenamos con calma y preparamos todo para el dia siguiente. Todo fué con mucha calma y creo que hasta fuimos temprano a dormir, sabiendo que todavía faltaba madrugar 2 dias mas. Dormí muy bien y creo que desperté incluso antes de que sonara el despertador, como niño cuando llegan los reyes magos, emocionado de que en esta ocasión si iba a poder rodar esos 280 K a los que les tenía todas las ganas. En serio me emocionaba mucho.
Llegamos a la zona de arranque y el ambiente era increíble, todas las camionetas abiertas, algunas con música a todo lo que da mientras preparábamos las bicicletas y todo lo necesario, incluso se me fué el tiempo y no me di cuenta de que había olvidado ir a registrarme y nos hablaron los directores del evento para preguntar si ya íbamos a llegar, cuando en realidad ya llevábamos bastante tiempo ahí. Fue entonces cuando todo comenzó de nuevo, nos formamos detrás de la linea de salida y cuando menos imaginé la cuenta regresiva comenzó de nuevo. Arrancamos el dia 2 en una mañana nublada y algo fria.
Los primeros minutos fueron críticos en base a la estrategia, ya que como arrancamos todos juntos tenia 2 opciones, arrancar un poco mas fuerte y buscar mantenerme con el grupo puntero, o tomarlo con calma desde el inicio y hacer una rodada cómoda y sin presiones. Si soy honesto me costó trabajo dejar el ego de lado y tomar la decisión de mantener la calma, pero preferí dejar ir a los punteros para evitar la tentación de alcanzarlos, en especial porque sabía que era un dia muy largo y conocía la ruta y que lo retador empezaba en los últimos 60 kilómetros.
Los primeros 50 Km pasaron con mucha calma y creo que hasta me aburrí un poco, la ruta no era algo que pudiera disfrutar mucho y el ambiente de los crews aún estaba apagado, muy normal ya que aún era temprano, sin desayunar y el cansancio del primer dia aún estaba presente. Había tramos donde entraba en un ritmo muy cómodo y aumentaba un poco la velocidad, pero siempre tratando de mantenerme dentro de una zona aeróbica, tenía que guardar las piernas para lo último, además con lo que me gustan las subidas tenía que llegar con la actitud de disfrutar ese dolorcito quemapiernas.
Es mucho el tiempo que pasas en la bici así que buscaba distraerme para hacer el rato mas llevadero, en algunos momentos dejaba salir nuevamente al ingeniero y me ponía a hacer cálculos de lo que fuera, velocidad, cadencia, watts, mililitros, etc, en otros momentos repetía mantras, pero en los mas divertidos empezaba a sonar en mi cabeza el verso…uga chaka, uga uga uga chaka… para comenzar a entonar la canción «Hooked on a feeling» al ritmo del pedaleo, quien me viera seguramente se cagaría de risa, porque fueron muchas las ocasiones en que canté esa canción.
Cuando menos me di cuenta ya estaba solo a la distancia de un Ironman, si, son muchos kilómetros aún, pero a partir de ese momento ya sabía lo que faltaba y que ya lo había hecho muchas veces, así que hasta cierto punto me llevó a un estado de mayor comodidad y solo era cuestión de mantener el ritmo, seguirla pasando bien y esperar que ninguna ponchadura o desperfecto interrumpiera la sabrosura del pedaleo que traía. Algo que fué determinante para que todo saliera tan bien era la efectividad de mi crew, estaban al pendiente de mi en todo momento además de satisfacer todos mis caprichos nutricionales. Puedo asegurar que nadie mas comió hamburguesa, pizza, papas hash brown o bagels, y yo tenía una dotación que en cada parada a comer me revivía, se la rifaron!
Mas pronto de lo que imaginé llegué a la zona de las deliciosas subidas, hay un par de calentamiento antes de la conocida «Sugarloaf», que es una subida de aproximadamente 500 metros con una inclinación del 15% al 20%, para los lugares donde entreno regularmente no es nada del otro mundo ya que hago ese tipo de subidas y peores una tras otra, pero aqui ya con mas de 200 Km. en las piernas toma un nuevo nivel, además de que el tipo de bicicleta que traía complica un poco el aplicar los cambios rápidos para sacar ventaja, no había pretexto, tenía que disfrutar esa punzada en las piernas en cada metro que avanzara y lo peor es que en realidad lo estaba haciendo, es increíble lo que la mente puede hacer cuando te propones algo, lo que muchos pueden considerar una tortura para mi era una verdadera gozada.
Una subida tras otra pasamos los últimos kilómetros, si me dolía y a la vez me estresaba un poco porque aunque no los veía y no me lo decían, estaba seguro que mi crew se preocupaba cada que veían una nueva rampa venir frente a nosotros, la gente «normal» no está acostumbrada a vivir algo asi. Si hubo un momento en el que ya no estaba seguro de si las subidas terminarían, así que lo tomé con calma y decidí disfrutar cada kilómetro que quedaba frente a mi, en fin, sabía que en el futuro muy contadas ocasiones iba lograr llegar nuevamente a ese nivel de conexión profunda entre el cuerpo, mente y espíritu.
Cuando menos me di cuenta estaba a solo unos metros de la meta, lo había logrado y lo mejor es que nuevamente me sentía al 100%. Mi familia ya estaba esperándome y llegué con una sonrisa que no podía ocultar, nunca hubiera imaginado hacer una rodada de ese nivel con la calma con la que la viví. Me recibió Sway y todavía tuvimos un rato para bromear sobre la ruta y mis sugerencias para hacerla mas difícil el próximo año.
En esta ocasión decidí no quedarme al masaje y preferí ir directo al efectivo, así que inmediatamente nos subimos al carro y emprendimos el camino de regreso, en el que compartimos las experiencias del dia.
Sabiendo que en menos de 24 horas todo terminaría.
Continuará…
Miguel Angel Garcia 