ULTRAMX515 DIA 2

Una de las grandes ventajas de este Ultra que es magnífica para todos los atletas es la practicidad de las llegadas y arranques, y es que eso de que la etapa termine y en solo unos minutos te encuentres en tu habitación vale oro puro, comparado con los traslados de al menos una hora al inicio y final de cada etapa que me ha tocado vivir. Gracias a esto pude llegar a bañarme con calma, recibir un masaje de parte de mi masajista profesional y particular (mi mamá), y todavía poder salir a cenar y a resurtir algunos víveres para el dia siguiente con tranquilidad, incluso me dio tiempo de regresar a la habitación y revisar algunos temas de trabajo mientras me daba una sesión de presoterapia y tomaba mi última dosis de bebida de recuperación.

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MASAJE DE A PRO

La noche pasó con calma y al dia siguiente me desperté antes de que el despertador sonara, pude prepararme sin presiones y casi media hora antes del arranque estaba listo, el clima estaba algo frío y el cielo nublado,  me daba un poco de incertidumbre saber si la ropa que llevaba era la correcta, mi crew llevaba mas opciones en la camioneta, pero tampoco quería pasar un mal rato con frio o calor exagerado, suelo ser poco friolento así que decidí dejar todos los accesorios de invierno de lado y con solo el uniforme y una chamarra me lancé a la aventura. Se sentía mucha emoción en la linea de arranque, contrario al dia anterior donde Van se veía un poco estresado y teniendo que repetir una y otra vez mas que la etapa estaba por empezar para que se acercaran los atletas, en esta ocasión 5 minutos antes ya estábamos todos listos para arrancar.

La cuenta regresiva comenzó una vez mas y pude sentir la adrenalina corriendo por mi sangre, me sentía muy emocionado, y segundos después ya salíamos del hotel en lo que sería un grupo controlado que nos llevaría fuera de la ciudad para ir tomando nuestros lugares, de controlado no tenía nada, en menos de 1 km los punteros ya comenzaban a despegarse y a ir delante de la moto. Aún los tenía cerca y tenía ganas de ir ahí adelante, me sentía con mucha fuerza y confianza, pero mi estrategia era dejar que todos se fueran y poder agarrar mi ritmo sin presiones, así que decidí apegarme a la estrategia y me rezagué lo mas que pude para ir al mejor ritmo, el mio.

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DISFRUTANDO LOS PRIMEROS KILÓMETROS

Sabía que iba a ser un día con una ruta llena de «columpios» además de una elevación ligera pero constante prácticamente del km 100 al 200, así que estaba consciente que al menos hasta ese kilómetro debía de cuidar el desgaste de las piernas, porque tocaba subir nuevamente a «La Bufa», y ya con 200 kilómetros encima seguramente iba a ser mas pesado que el dia anterior.

dsc_6145Los primeros 100 kilometros pasaron sin novedad alguna, bueno si, una camioneta estuvo a punto de arrollarme, pero sobreviví para contarlo y no pasó nada mas allá de que me sacara un… susto. Al llegar al km 100 comenzó un ligero y cómodo descenso, que sabía debía aprovechar para ganar un poco de tiempo y a la vez recuperarme porque una vez que terminara comenzaría un ascenso muy largo. Cuando llegué al retorno sabía que empezaba una etapa mental a superar. Los que me conocen saben que soy un geek y me gusta tener mis gadgets con toda la información posible, y como traía la ruta cargada en mi computadora de la bici en un instante vi como la gráfica de altimetría cambiaba su forma para solo mostrar una pendiente positiva, ligera pero interminable, cambiaba la pantalla para evitar verla pero no pasaban ni 2 minutos cuando sentía la necesidad de verla nuevamente, y en ese momento la tecnología se volvió en mi contra y me recordaba cada segundo que mi velocidad no iba a aumentar y mis piernas no iban a descansar en un buen rato. Traté de tomarlo con la mayor serenidad posible, recurrí a mis mantras, me fuí a un lugar tranquilo en mi cabeza y solo me enfoqué en pedalear.

dsc_6197Pasaron casi 3 horas en esa subidita, 3 horas en las que no ví absolutamente a ningún atleta, ocasionalmente volteaba para ver si alguien se acercaba y nada, cada quien venía a su ritmo y seguramente igual que yo venían concentrados en mantenerse estables, creo que en los últimos 20 minutos fue donde comencé a desesperarme, el hecho de saber que estaba por terminar me generó algo de stress y aunque sabía que La Bufa estaba por venir y era una subida mucho peor ya la conocía y el llegar a la cima significaba que el día prácticamente estaba conquistado, el regreso a Fresnillo era literalmente fácil según mi experiencia del día previo.

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MI CREW CUIDANDO MI NUTRICIÓN CON EXACTITUD

Hice una escala antes de comenzar a subir, nos orillamos en la carretera, comí un sandwich, estiré un poco y me preparé para subir lo mas cómodo posible. En general me seguía sintiendo fuerte, así que la subida ya solo era trámite, pronto estaría conquistando la cima una vez mas. Apenas comenzó el ascenso y uno de los atletas que venía detras de mi me pasó, sentí muchas ganas de apretar el paso y mantener mi lugar, pero una vez mas cedí al impulso y seguí subiendo con calma, llegó un punto en el que empecé a extrañar mi bici de ruta, ocupaba mi mente haciendo cálculos mientras subía y estaba seguro que la ruta de ese día era mucho mejor con una bici de ruta que la de TT, sabía que no había nada que se pudiera hacer, pero me ayudaba a distraerme. Seguí subiendo y de pronto me pasó otro de los atletas, una vez mas tuve que pasar saliva y mantenerme, solo pensaba en cuidar las piernas para la etapa restante.

Al fin llegué al mirador que estaba solo unos metros antes del retorno, todo había terminado, al dar la vuelta me orillé una vez mas para una escala técnica, así como para ponerme la chamarra nuevamente, la temperatura comenzaba a bajar y sabía que en el descenso el aire se sentiría muy frio, creo que exageré porque ni 1 km. había pasado cuando ya sentía que me rostizaba y no habia oportunidad de detenerme nuevamente, así que solo me concentré en bajar rápido y disfrutar esos kilómetros que quedaban y que sabía que pronto iba a extrañar. Y así es, me quedé con unas ganas enormes de rodar esas rutas disfrutando el panorama, tomando fotos y sin pensar en tiempos, ritmos ni velocidades, al mas puro estilo Mike.

Muy pronto me encontré de nuevo en la caseta de regreso a Fresnillo, ya solo unos 30 km. me separaban de culminar el dia 2, en la primera etapa ese tramo lo recorrí muy cómodamente, sin embargo aquí empecé a sentir un bajón de energía que no me dejaba acelerar, mi estrategia de mantenerme al margen para cerrar fuerte no había funcionado, podía mantener un ritmo cómodo y ágil, pero hasta ahí, crucé la caseta y una atleta mas me pasó, en ese momento me olvidé de recuperar tiempo y solamente me enfoqué en llegar seguro y feliz, a final de cuentas para eso estaba ahi. Por fin llegué a Fresnillo y la noche comenzaba a caer, faltaban un par de kilómetros para la meta y ya era un poco difícil ver el pavimento, recordaba que había baches así que me concentré en localizarlos para evitar cualquier contratiempo tan cerca de la meta, por fin a lo lejos pude ver la última vuelta que faltaba para llegar a la meta. Le pedí a mi crew que se adelantara y así pudieran recibirme en la meta.

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ASI SE SIENTEN 280 KILOMETROS DE AMOR A LA BICI

Los últimos metros no podía dejar de sonreír, crucé la meta con una gran sonrisa y satisfecho de haber disfrutado al máximo esta aventura, agradecido con mi crew por su apoyo incondicional y con mi cuerpo por haberme aguantado un día mas. Recuerdo claramente que cuando cruce la meta traté de dejar un «checkpoint» mental  para esta reseña y poder transmitir lo que sentí, y solo llegaron mis 2 palabras favoritas, «aquí» y «ahora».

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EL MEJOR CREW QUE EXISTE EN EL MUNDO

Y así recordé que en la vida solo hay un instante en el que puedo hacer algo, es «ahora» y que solo hay un lugar donde lo puedo hacer y es «aquí». Cualquier otro espacio y otro momento, no existe.

Ese momento era solo para descansar y sonreír, los huaraches estaban listos esperándome para terminar la juntos la aventura.

Mike