Afortunadamente el dia 2 terminó mucho mejor de lo esperado, no, el tiempo no era ni cercano a mi mejor tiempo, pero la diferencia es que terminé entero y con el ánimo hasta el cielo, será que no me excedí en la bici (mas bien me la llevé super relax), que por fin pude ver a mis hijos recibiéndome en la meta o simplemente que he tenido tantas dificultades rondando mi cabeza en los últimos meses que ésto realmente eran como vacaciones para mi. Probablemente la suma de todo.
Terminé la rodada y todavía tuvimos muy buen tiempo para ir a cenar unas gordas y grasosas hamburguesas que se me habían antojado un dia antes, en fin que necesitabac calorias y se iban a digerir sin problema, compramos los víveres para el dia que faltaba y de paso comencé a empacar la bici y lo que pude adelantar, ya que el lunes salíamos a las 6 am y prefería sacrificar un poco de tiempo esta misma noche que después de correr un doble maratón, además como al dia siguiente era la cena de premiación, de por si ya tendría menos tiempo disponible.
En cuanto pude me fuí a dormir, tenía la ventaja que con el cambio de horario tendría una hora mas para dormir y quería aprovecharla, ya que de cualquier manera el arranque es muy temprano y es un dia que requiere tener un poco mas de cabeza desde el inicio.
Suena el despertador y despierto bastante animado, algo muy raro, en todas mis experiencias previas el momento mas dificil del dia 3 es levantarse de la cama y en esta ocasión ni siquiera tengo ganas de seguir durmiendo, mas bien ya me urgía que comenzara la carrera, no se si porque ya quería que terminara todo o porque realmente después de todos estos años mi cuerpo y mente al fin están adquiriendo la madurez para este tipo de pruebas, siempre he dicho que mi «carrera» como atleta de ultradistancia es un plan a largo plazo y hasta ahora todo ha sido aprendizaje y adaptación, amo tanto esto que quiero hacerlo hasta que sea un anciano, así que no tengo prisa, mi prioridad es cuidar mi cuerpo y que mi mente aprenda a disfrutar todo el proceso, y creo que estoy llegando al punto donde podemos subirle 2 rayitas a este desmadre.
Me preparo en chinga y ya que casi todo está listo, oh sorpresa, olvidé mi playera con la que iba a correr, de hecho, no llevaba ninguna playera para correr, afortunádamente mi hermano llevaba la playera de crew que había utilizado el año anterior y me hace el paro, la verdad había pasado por mi mente correr los primeros kilómetros con una playera cualquiera de algodón y cuando comenzara el calor correr sin playera, pero creo que el cuerpo de perro callejero que tengo ahorita no iba a ser atractivo a la vista así que opté por el plan A. ¡Playera Ultra 2017, huaraches y actitud listos, no necesito mas!

Llegamos a la zona de arranque, siento una mezcla de adrenalina y miedo que me pone chido, esa droga tan adictiva que espero por meses para poder sentir corre por primera vez en mi cuerpo en todo el fin de semana. Me despido de Anahi a quien no veré junto con los chamacos hasta los kilómetros finales de la carrera, me pongo el chip mental de corredor y me voy a la linea de arranque, estoy listo.
Creo que no recuerdo bien el arranque, pero recuerdo perfecto el ir saliendo de Fresnillo, un año antes arranqué a tope y desde los primeros kilómetros iba a la punta, en esta ocasión nuevamente controlo ese ímpetu y dejo que todos los punteros se vayan para poder enfocarme en mi ritmo, afortunádamente me emparejo con Beto y Carlos que traen exactamente el mismo ritmo que yo y nos vamos juntos echando el chisme, que si el ultra, que si el deca, que la bufa, que la fregada, nos vamos casi 21 km juntos y pues al menos a mi se me van en chinga, los siento como si me hubiera echado un 5k color run. Llega el momento en el que me toca mi primer alimento «fuerte» y el estar comiendo me hace perder un poco el ritmo que traía con ellos y me quedó unos metros atrás, me esfuerzo por alcanzarlos nuevamente pero siento que me estoy saliendo de mi zona y prefiero seguirme solo, a final de cuentas esto iba a pasar en algún momento y pues ya puedo irme solo con mis demonios.

Voy poca madre, tanto que no lo puedo creer, me siento tan sobrado que me dan ganas de meterle pero a la vez me controlo porque se que el regreso es donde se pone cabrón y ahi es donde me va a servir ese punch mientras me dure, traía un ritmo para llegar al maratón en 4 horas y aunque estoy chido prefiero bajarle un poco, me voy cotorreando con mi crew que por tramos me empiezan a acompañar, la neta es que en estos 3 dias se la han rifado como los grandes, mis hermanos ya tienen toda la experiencia y me conocen, pero es la primera vez que nos acompaña mi cuñado Edgar y la verdad es que también hizo un trabajo extraordinario, llevaba el control de mi alimentación al pie de la letra y aunque no es corredor pues también se baja por tramos a hacerla de pacer.
Comienzan a pasar los primeros atletas de regreso y veo que los lugares no van como yo esperaba, ni van tan lejos de mi, pero sin duda traen un ritmo impresionanti, ¿como puede alguien correr a ese ritmo después de un maratón? Ya estoy a un par de km del retorno cuando me doy cuenta que unos metros atrás traigo al Roro atacando cual Keniano, el duelo de titanes continúa y se pone cardiaco porque ya solo falta un maratón para definir quien será el ultramamador mas chinguetas de este duo y pues toca sacar el colmillo.

Veo que Roro también viene fresco y que incluso se quiere echar un sprint para botarme, pero nada de eso, lo agarré del hombro para que me jalara y pués ni me jaló y nomás me la mentó, seguimos hombro con hombro rumbo al primer maratón que ya se alcanza a ver, le digo que se vaya, que le dejo el triunfo del primer maratón y no lo acepta, me dice que nos vamos juntos, de pronto unos metros después vuelve a sprintear y pues como cuando le dije que se fuera no lo aceptó me vuelvo a «colgar» de el, creo que sus palabras fueron «hijo de tu rechingada…» y la neta me cagué de risa y Charlie que en ese momento iba corriendo conmigo también. Al final si llegamos juntos, casi de la mano al primer maratón cuando me dice que el se va detener a cambiarse de tenis, comer y peinarse, porque si de vanidad hablamos absolutamente nadie se la mata.

Doy la vuelta en U sin parar y pues como no sé cuanto tiempo piensa detenerse utilizo el «duelo de titanes» como pretexto para apretar un poco más en lo que me alcanza. Le digo que mi crew que mi objetivo es acelerar y seguir así al menos hasta llegar a las 6 horas de carrera, sé que puedo hacerlo sin bronca y mientras mas kilómetros sume en ese tiempo ya el resto será relativamente fácil, mientras pueda caminar podré terminar.
Sigo avanzando, atravieso de vuelta el pueblito que indica que indica el comienzo de esa carretera larga e interminable de regreso a fresnillo, en este tramo logro pasar un par de atletas, sigo sin creer lo bien que me siento y aunque mi ritmo ya no es el mejor sigue siendo bastante aceptable tomado en cuenta que ya vamos en un falso plano y que de repente incluye subidas mas pesadas que conforme aumentan los kilómetros aumentan de inclinación y distancia.

Llegan las 6 horas y realmente no puedo creer lo fuerte y motivado que me siento, me entra un chip muy diferente al que estoy acostumbrado y mi objetivo cambia a no dejar de correr hasta cruzar la meta, mi crew se pone la camiseta y me ayudan para que esto suceda, llevan mi nutrición al tiro, comienzan a poner musica «de mis tiempos» que me tiene prendido por un buen rato, Gaby que tampoco corre mucho se baja un buen rato a correr a mi lado, igual Edgar está super al pendiente de mi alimentación y mi hermano ni se diga, con todo y brazo roto aprovecha cada que puede para correr conmigo y además de grabar y tomar fotos.

Cabe resaltar que como un año atrás llevábamos una botarga de dinosaurio que causó sensación, este año hubo un poco mas de creativdad y llevaban disfraces y máscaras que ayudaban a distraer y tener un gran recuerdo.

Por fin pasé la marca del medio maratón y casi lloro de felicidad por lo bien que me sentía, un año atrás en ese momento tuve que detenerme por un masaje, y en pocas palabras fué donde la carrera se convirtió en un martirio, sin embargo en esta ocasión pasé la zona de largo, creo que durante unos minutos incluso aceleré el paso, no voy a negar que para estas alturas las piernas ya comenzaban a cansarse y sentía algo de carga en las pantorrillas y t ambos tendonres de aquiles, pero no quiero detenerme, me mentalizo para soportar y empiezo a pedir todo el «chocho» que me pudiera ayudar, no suelo tomar nada fuera de la nutrición normal, pero ahora si le entro al redbull, gel de cafeína y hasta paracetamol, (lo sé, soy todo un junkie), el tiempo me pasa volando, me doy cuenta de esto cuando me dicen que en media hora se van a adelantar para ir a recoger a Anahi y a los niños para terminar todos juntos, y les digo que están locos que es muy pronto, y cual va siendo mi sorpresa que en realidad ya me estaba acercando a Plateros, que es la entrada a Fresnillo.
Como sé que entrando a Fresnillo hay una subida bastante ruda les digo que en ese tramo seguramente voy a caminar y que solo me dejen una botella con electrolitos para que se puedan ir por mi porra que me muero por ver. Nos separamos y veo de frente esa pinche subida que recuerdo con odio. Me decido a no dejarme vencer y voy a subir trotando hasta donde pueda, subo mas de la mitad hasta que las pantorrillas me queman y me pongo un límite de 30 pasos a ritmo rápido para recuperarme, los cuento obsesivamente y comienzo a trotar nuevamente, casi llego a la parte mas alta y las pantorrillas otra vez gritan, camino nuevamente, ahora son 50 pasos hasta llegar a la parte mas alta. Volteo hacia atrás y veo que vengo totalmente solo, nadie viene detrás de mi lo suficientemente cerca como para que pueda alcanzarme en los kilómetros que faltan, muy a lo lejos veo a un atleta delante de mi que va caminando, mas adelante lo alcancé y vi que era Beto, quien venía bien, pero cuando le digo que se pegue conmigo me dice que las piernas ya no le daban más, le dejo la mejor de las vibras y sigo adelante, empieza otra subida, un poco mas leve y es ahi donde escucho gritos de mi porra, ¡ya llegaron!

Estamos como a 5 km de la meta, vengo motivado a madres, me emociono de verlos y comienzan a correr conmigo, llegamos por fin a cruzar el puente que indica que ya estamos dentro de la ciudad y que solo un par de kilómetros me separan de la meta, una moto nos empieza a guiar y parar el tráfico, acelero lo mas que puedo, pero las piernas ya no están como para sprintear, asi que me detengo unos segundos para recuperar el ritmo y poder seguir como iba, me imagino la meta y vuelvo a correr, vienen todos conmigo, hay gente en la ciudad que echa porras y carros que pasan por un lado tocan el claxon y gritan para apoyar, me prendo nuevamente y comienzo a acelerar, vengo con el corazón en llamas, quiero gritar, llorar, reirme, de todo, neta que me siento como si estuviera por ganar los juegos olímipicos.
Falta un km cuando veo a lo lejos a otro atleta, lo alcanzo y veo que es Carlos, justo los 2 atletas con los que comencé me los vuelvo a encontrar en la recta final, le digo también que se pegue pero cuando volteo veo que no aceleró, me dice la moto que estamos a nada de llegar, que topando con pared vuelta a la izquierda y ya estaría a 2 cuadras de la meta, me entra un rush, la última reserva que viene de lo mas profundo de mi, me siento increíble y ya la vez siento que ya no puedo mas, creo que por un segundo vi borroso, pero no iba a dejar que esto terminara en drama, asi que acelero, o al menos eso siento, y le digo a mi crew que se adelante ya a la meta a esperarme, traían mascaras y queríamos llegar como si me persiguieran, todo un show para el mame, al final creo que ni salió pero la verdad yo estaba super emocionado de entrar con todos ellos y sobre todo con mis hijos, al pobre de Killian lo traia como balón de americano todo sangoloteado y a Fabianna le digo que ella sea la que tome el listón.

5 metros, 4…3… 2…1… todo ha terminado.
Recuerdo la llegada como en cámara lenta, escucho las porras y los gritos de todos, pero muy lejanos, sin lograr distinguir con claridad nada de lo que dicen, veo a mi hija que también se ve como emocionada y confundida, aunque es la 2a vez que me acompaña en una meta de Ultra, es la primera vez que tiene realmente conciencia de lo que pasa y creo que incluso se espanta de ver mi cara, quizás me veo muy madreado. Me ayudan a cargar a mi hijo y creo que es en ese momento donde tengo ese segundo de profunda paz, ese segundo que tanto había anhelado, en el que todos los problemas desaparecen y prácticamente todo se detiene. Sigo escuchando todo lejano y la vista se me nubla, sigo con una oleada de emociones que terminan cuando sin controlarlo rompo en llanto.
Me siento totalmente devastado y a la vez increíblemente pleno, son estos momentos los que me llenan el alma y me motivan a soportar todo.

Doy un par de pasos, todo comienza a regresar y lo primero que veo es a Anahi, como siempre frente a mi, aguantándome, motivándome y sobre todo amándome como si lo mereciera, la abrazo con toda mi fuerza y vivo ese instante como si fuera el último, estoy muy feliz aunque creo que no puedo transmitirlo, mi cuerpo está en otro plano de energía y quisiera quedarme para siempre en ese lugar.

Poco a poco vuelvo en mi, vuelve el sonido, vuelve la vista y vuelve a funcionar mi cuerpo. Me siento como una super estrella, la gente se me acerca y me doy cuenta de lo afortunado que soy y la vibra tan chingona que recibo de tanta gente aún sin conocer a muchos, y sin ninguna razón para merecerlo.
He vivido los 3 dias mas chingones de mi vida, y los he cerrado con broche de oro, rodeado de la gente que mas amo y con un nivel de autorealización para el que no existen palabras con el que lo pueda describir.
Mike
#VidaUltra
