¿La confianza nace o se hace? Sabemos que no siempre la tenemos, que a veces nos avienta a lograr cosas que ni en nuestra imaginación eran posibles y muchas otras nos pone freno de mano. Confiamos o desconfiamos de la gente que nos rodea, amigos, familia, compañeros de trabajo, nuestros políticos, de quien nos vende por internet y sobre todo, de nosotros mismos.
Han pasado ya muchos meses, quizás años en los que no tenia esa autoconfianza de poder compartir mis pensamientos con el pequeño mundo que me lee, y no solamente aqui, tengo libros a medio empezar, las rutinarias cartas que escribia a mis hijos se detuvieron y un fuerte bloqueo creado con una mezcla de incertidumbre, ansiedad y miedo me han tenido contra las cuerdas ya buen rato.
Sin embargo, estoy aqui una vez más, siendo ese cliché del ave fénix que renace, con ese toque de pseudo influencer motivador que dice «Here I go again», y para los más jóvenes digamos que tengo una ligero toque de #empoderado.
Aunque seguramente hay mucha gente allá afuera con una gran inteligencia emocional a la que el último año no le haya generado ningún conflicto, la gran mayoria, los mas humanos, los mas imperfectos, si están vibrando en la misma frecuencia, y no es la más positiva precisamente, es una vibración que sí está cargada de la esperanza de saltar a una mejor situación, pero con una receta que hoy lleva dosis mayores de incertidumbre, miedo, mucho cansancio y que de tanto vibrar, hoy ya solamente queda una muy ligera pizca de paciencia, prácticamente queda únicamente el olor de este valioso ingrediente.
Nunca hemos sabido lo que nos espera, el futuro siempre ha sido ese fascinante enigma que al mismo tiempo causa incertidumbre, el futuro es esa zanahoria al frente de la humanidad que ha permitido la evolucion, fomenta la creatividad, la competitividad y siendo objetivos, es lo que hace que las cosas pasen. Tenemos una extraña necesidad de querer saberlo con antelación, pero últimamente las cosas han cambiado, sigue igual de incierto que siempre, pero en nuestro inconciente sabemos que uno de los escenarios puede llegar a tener un desenlace mas pronto de lo que estábamos acostumbrados a pensar y mas dramático, hoy casi todo ser humano, ha llegado a pensar en algún momento de los últimos meses en lo que pocas veces pensamos seriamente, nuestra propia muerte.
Y bueno, con esta incertidumbre tan real que vivimos ¿como no hemos de perder confianza? Pareciera que a pesar de llevar años preparándonos para ser resilientes y unos expertos en vencer la adversidad, una simple dosis de realidad nos vino a mostrar que no todos somos tan inquebrantables como nos repetíamos.
Pero al final, no todo puede ser tan malo, porque la única realidad comprobada es, que nada es permanente, y así como todo parecía perdido en algún momento, hoy muchos comenzamos a ver una pequeña luz al final de un tunel que parecía no tener fin, eso detona nuevamente ese instinto de superviviencia y ganas de comerse al mundo que inyectan una autoconfianza que parecía haber desaparecido.
No vale la pena ni siquiera pensar cuanto tiempo va a durar, esa valiosa lección espero mantenerla siempre presente y recordarme todos los dias que planear de más tu futuro puede ser algo absurdo, inútil, casi rayando en la inocencia.
Hoy tengo confianza de que comenzar de cero no es tan malo como parece y que siempre se puede sacar algo muy positivo de una experiencia muy negativa. Aprendí que se necesita tener un estómago muy resistente para lograrlo (literal, mi gastritis lo confirma) y que no hay mayor enemigo que nuestros propios pensamientos. ¿Quién iba a pensar que tantos clichés tomarían sentido en tan poco tiempo y que a pensar de estar atravesando uno de los peores escenarios de la humanidad, siempre hay motivos para volver a motivarnos y confiar en que vale la pena luchar y vale la pena sobrevivir para seguir aprendiendo a vivir.
Mike
#VidaUltra