UltraMX515 DIA 3

Disculpen si me pongo algo filosófico, pero hacer este resumen me lleva inevitablemente a muchos lugares en mi mente y muchas reflexiones que no están relacionados únicamente con los 84 Km. que tocan correr en este 3er y último dia de competencia. Un dia en el que desde el más novato hasta el mas experimentado, en algún momento llega a su límite físico y se conecta no solamente con su mente, sino con ese lado místico espiritual que lo hace seguir adelante. Conquistarse a si mismo.

Creo que en cada reseña repito todo ésto, pero nunca he sentido ni visto algo diferente en otros atletas. Todos tenemos niveles, ritmos y motivaciones diferentes, algunos tardamos más que otros en terminar y eso nos mantiene mas tiempo en ese estado de abstracción que nos hace continuar a pesar del dolor y del cansancio, pero todos, innegablemente, pasamos por ahi, por ese instante, ese segundo en el que nuestro cuerpo comienza a gritarnos que paremos y damos la transición hacia esa motivación espiritual que mantiene las piernas en movimiento.

Esta ocasión no fué tan diferente, todo comenzó como cada año, como esperaba.

Despues de una noche que se sintió extremadamente corta y en la que el cuerpo ya no logra recuperase, sonó el despertador anunciando que se acercaba una putiza de esas que solamente un puñado de personas en el mundo y en la historia enfrentamos por gusto, unos peor que otros, unos que ya sabemos lo que nos espera y por alguna extraña y muy enferma razón decidimos repetirlo, incluso le agarramos cariño al dolor, masoquismo puro.

Es un dia en el que la preparación ya es muy rápida, ya no hay wetsuit, ya no hay miedo a la hipotermia, ya no hay bicicleta ni riesgo de una falla mecánica, accidente o perderse en la ruta, solamente toca levantarse, vestirse, agarrar los tenis (huaraches en mi caso), desayunar lo que tengas planeado y salir a darle.

En el carro, para la mayoría ya está practicamente todo listo, a lo mucho queda reabastecer agua y hielos al por mayor para evitar que estos se terminen y dirigirse a la linea de salida, que es la misma del dia anterior. Cuando llegamos, el ambiente se sentía muy positivo, mucha buena vibra gracias a los crews que como es normal, ya se conocen, ya hay una gran relación de amistad y camaradería entre muchos de ellos, y los atletas ni se diga, las bromas, las porras y la amistad ya cuajaron. Lo que siempre empieza como un simple término y una simple idea, se materializa, la Ohana ya existe.

Con sueño pero se llegó

Anuncian los 5 minutos que faltan para salir, los nervios aparecen, no importan cuantas veces lo hagas, siempre aparecen. Y es que no importa cuando leas esto, no importa cuantas veces lo hagas, no importa que tan bueno seas y no importa que tanto te guste…correr 84 Km. es un chingo! Puedes haberle agarrado cariño y amar correr, pero no deja de ser una distancia en la que pueden pasar infinidad de cosas, especialmente porque es una distancia que rara vez se corre en asfalto, suelen venir muchos corredores de montaña que han corrido 100 kilómetros, 100 millas o más y la distancia no les asusta, pero el hacerlo en el semidesierto Zacatecano, con un sol que sin ser tan caliente y sin darte cuenta te achicharra y sobre una cama de asfalto caliente que te machaca los pies, las rodillas y hasta el alma conforme la distancia pasa, no es nada parecido a la montaña, sus árboles, sombras y terreno variado.

Trato de «prepararme» si es que eso es posible, calentar, estirar, respirar, mentalizarme, rezar, llorar en silencio. Creo que hacemos de todo un poco, cada quien su ritual, cada quien su estrategia, pero entre bromas y deseos de buena suerte, todos libramos nuestra batalla interna cuando el cronómetro marca 1 minuto para el arranque. Sea lo que sea que haga falta, ya no hay marcha atrás, arrancas con lo que traes, confias en que es suficiente y simplemente te esfuerzas por dar lo mejor de ti.

Arrancamos, entre gritos, porras y luces, que en solo cuestión de segundos se vuelven oscuridad y un silencio que solamente se rompe con el sonido de los trotes de cada uno de nosotros. Los ritmos son tan diferentes que antes del 1er kilometro la linea de atletas ya es larga y muchos comenzamos a estar en contacto con nuestra propia mente y soledad. Es un momento que disfruto mucho, porque algunos te pasan, tu pasas a otros, hay porras, ánimos y buenas vibras, pero en general hay mucho silencio, no hacen falta las palabras para conectar.

Después de atravesar la comunidad de plateros, llegamos a la carretera que nos llevará a la salada y al retorno en el km 42, una ruta en la que durante casi 70 km, prácticamente no veremos más gente que nosotros mismos, ya sea delante de nosotros, rebasándo o de regreso. La noche suele ser mi momento favorito ya que en primera no sabes exactamente donde estás, como no me gusta ver mi reloj durante el primer maratón, no se cuánto llevo ni que ritmo traigo, todo son sensaciones, respiración y el mismo sonido de los pasos, los crews siguen somnolientos y no suelen interactuar mucho, solamente lo necesario para alimentar e hidratar. Incluso hubo un momento que quedé en medio de un grupo de un atleta con su crew que venían platicando, y decidí bajar el paso para poder quedarme solo otro rato y seguir disfrutando del silencio, que suele romperse apenas llega el amanecer.

Amaneciendo

¿Que te digo del amanecer durante el doble maratón? La vista nunca decepciona, los colores que se pueden ver si te das la oportunidad, son hipnotizantes, la brisa fria de la mañana se hace presente y rápidamente la energía comienza a cambiar. Antes de despertar y darme cuenta de lo que estoy haciendo le pido a mi crew que ponga una buena «música para el amanecer» y mi hermano se rifa con una buena rola, que ya no recuerdo cuál era, pero que sé que hacia un match perfecto con el momento, la vista y el mood. Ahora si, estaba listo para enfrentar lo que se me pusiera enfrente, esos 15-20 km aproximadamente que había pasado en meditacion y contemplación habian sido de a gratis, y en cualquier momento nos llegaba la cuenta.

Inception

Contrario al año anterior en el que me sentía muy mal desde el inicio, aqui puedo decir que me sentía a gusto, eso me tranquilizaba, mantenía un ritmo constante y no podía ser tan malo ya que durante todo el trayecto nos alcanzábamos y rebasábamos los mismos una y otra vez, por lo que el grupo se sentía bastante compacto y todos se veían pasarla bien.

Comienza lo bueno

Llegamos a la salada, la comunidad que anuncia que estamos a 7 km del retorno, casi siempre cuando atravieso por ahi el puntero suele ya venir de regreso, cosa que no sucedió esta vez, pasaron todavía un par de kilometros antes de ver a Dayber, quien lideró y ganó la carrera, lo cual me motivó mucho para saber que mi tiempo no era tan malo y que me mantenía en el centro con la mayoría de los atletas, esto minimizaba el riesgo de cansarme antes de tiempo y poder tener un maratón de regreso holgado para llevármela tranquila sin miedo de no terminar o de hacer una llegada dramática como la del año pasado.

Debo decir que los últimos kilómetros antes del retorno se me hicieron eternos y comence a desesperarme un poco, saber que estás tan cerca y sentirme tan bien por un momento hizo que viera el retorno como se alejaba de mi confome me acercaba, si, así como en las películas, sabía que solo era mi mente jugando, pero solo tenía que aguantar un poco más, porque al retornar tocaba hacer una parada para comer, mojarme y revisar una ampolla que aunque no dolía, no habia dejado de crecer en los últimos 5km y seguramente habría que reventar.

Solo falta un maratón

Así fué, paré a comer un sandwich, el cual ya no me entraba, después de 3 dias se vuelve mas dificil masticar y tragar en movimiento, con la boca seca de tantos geles y polvos; comer corriendo casi me ahoga durante la ida, asi que decidí darme esos 5 minutos para resetearme y correr lo mejor posible lo que faltaba, al fin que ya solo era un maratón.

Una vez más, ese regreso a la salada se me hizo bastante largo, tuve que luchar muy fuerte con mi mente y mis demonios para salir de ese agujero negro al que yo estaba caminando, de nada sirve desesperarse y luchar contra el reloj cuando tienes mucho tiempo de sobra es absurdo, así que me calmé a mi mismo a la de a huevo y me enfoqué en disfrutar, solo disfrutar. De algo tienen que servir todos estos años de experiencia ¿no?

Atravesando la salada, la ampolla ya había llegado a un nivel que no solo era grotesco verla, ya pesaba, no exagero cuando digo que era del tamaño de una mandarina, habia que tronarla y pues eso solo dejaba dos opciones, esperar que se drenara fácil y rápido para poder seguir corriendo con huaraches, o que se repitiera la historia del año pasado y tener que hacer una operacíón sangrienta al tronarla y tener que cambiar a usar tenis. Al menos en esta ocasión iba preparado.

Intenté perforarla con una aguja, drenaba, pero apenas uno metros adelante notaba como se cerraba nuevamente. Paré una vez más, la perforé varias veces, pero la historia fue la misma, 1km después ya había dejado de drenar, y ahora como se encontraba medio vacia, el movimiento de la misma al correr era aún mas molesto. Tocaba meter tijera y esperar que secara rápido para que dejara de molestar, ya me ha pasado asi que sé puedo seguir así… pero no, en esta ocasión era tan grande que al tratar de correr después de cortar y exprimir, la piel que quedó suelta era demasiada y a los pocos metros se desprendío del pie, dejando la herida expuesta y un ardor terrible. Llegó la hora de poner los tenis.

Adios huaraches

Sabía que al final del dia despegar la tela de la calceta de la piel iba a ser una operación extremadamente dolorosa, pero en este momento, esa tela se iba a converitr en mi piel y gracias a eso iba a poder correr, y así fué, tal cual. Solo unos cuantos pasos bastaron para acostumbrarme que mi cuerpo tolerara el dolor y comenzar a correr a un mejor ritmo.

Menos de 30km me separaban de la meta, me sentía formidable y el tiempo que quedaba disponible se veía mucho mas que suficiente para llegar con calma, mi estrategia era llegar a Plateros, a unos 5-6 km de la meta lo mejor posible, y ya viendo el tiempo que me quedara disponible ahi, ver que tanto podia relajarme y con que calma podia terminar.

Actitud al 100

Afortunádamente todo ese trayecto, pasó con cero complicaciones, mi crew me apoyó me ayudó y me paceo perfectamente bien, al punto de llegar a Plateros con casi 2 horas de sobra, podía terminar caminando si quería, y aunque no iba a llegar a ese nivel de valemadrismo, definitivamente iba a disfrutar esos últimos kilómetros y correrlos con calma. Especialmente porque al entrar a la ciudad hay 3 subidas terroríficas que es brutal correrlas, así que me decidí subirlas caminando, siempre las tengo que correr con la presión de no terminar, sufriendo, llorando, mentando madres; quería cambiar eso, quería darle una nueva energía y vibra a ese tramo de la ruta y así lo hice.

Mi hermano me acompañó durante las primeras 2, veía que todo mi crew en esta ocasión la estaba pasando bastante bien, relajados e incluso con energia de sobra para correr, asi que se turnaban para correr conmigo por gusto, más que por cansancio.

Al fin terminó el trayecto de la ciclopista, llegamos a Fresnillo, la recta final. Fue justo en ese momento donde Karlo me alcanzó, a solo 1 km de la meta y me dió un gusto enorme, fué de los atletas con los que mas contacto tuve durante todo el periodo de preparación, durante los dias de la carrera y sabía el esfuerzo y nervios que esta carrera había representado para él, asi que verlo y saber que lo había logrado es una de esas satisfaciones que el ultraMX te regala.

Último kilómetro, decido relajarme, camino, troto, corro, bromeo, lo disfruto. Mis hermanos se arrancan y se van a la meta y me quedó con Anahi que me acompaña estos últimos metros, me siento tan bien, que no puedo creerlo, creo que nunca había llegado con tanta paz a la meta.

Por fin llegamos a la última vuelta, solo unos cuantos metros me separan de la meta y veo al staff anunciando mi llegada por el radio, les pido el radio para anunciarme a mi mismo «Ya llegué cabrones! Quiero una chela!» grito por el radio. Me responden pero no logro entender la respuesta, porque ya escucho la música de la meta, solo unos 100 metros me separan.

Entro a la plaza y veo el arco, por fin lo logré! y no me refiero a terminar el dia, ni la carrera. Sé que estoy realizado porque despues de 8 intentos, 7 metas logradas, y 6 UltraMX, logré disfrutar la carrera de principio a fin, con una mente perfectamente balanceada entre rojo y azul, con un cuerpo adaptado a la distancia, con una energía equilibrada entre fuerza, coraje y poder.

Ese instante…

Muchas cosas en mi vida aún tienen que equilibrarse, muchos problemas aún requieren solución. Pero sé que a partir de este momento, las cosas para mi solamente comenzarán a mejorar. Ahora se que puedo sacar lo mejor de mi en los momentos mas complicados y vaya que esa lección de vida me costó mucho entenderla.

Gracias por leerme.

Mike

Vida Ultra


Soy tremendamente afortunado. 8 ultras consecutivos y mi crew siempre ha seguido a mi lado. Juro que cada año les doy la opción de ya no aventarse esta friega, y ellos siguen formando parte de mi historia. Sé que algún dia ya no será posible, asi que por eso atesoro cada momento en que este equipo sigue junto.

Anahi, gracias por siempre estar, en las buenas, en las malas, en todas. Te amo

Gaby, tienes la paciencia y el corazón que mantiene el equilibrio en todo momento. Mil gracias por ser tú!

Charlie, el que nunca se raja, mantiene el control y siempre aguanta vara. Gracias por seguir!

A mis padres, que desde casa siempre apoyan y están al pendiente, a mis suegros, por hacer el trabajo más dificil, cuidar a mis monstruos, que son peores que un triple ultraman non stop.

A todo el Staff de Tristore, Xpertbike, Panal Collective, Triada y por supuesto al UltraMX, su organización, staff, a Van Sanchez y su familia. Gracias por darme la oportunidad año con año de alinear mis chakras con 515 km de sabrosura.

A todos los que me siguen, a los que no, a los que me leen y a todos los amigos que he ganado gracias a este deporte y que viven la Vida Ultra. Gracias!