Puede llamarse madurez, plenitud, despertar o chaqueta mental, pero viviendo en un mundo tan competitivo en el que todo es una carrera por «ser más», cuando en realidad te sientes en paz simplemente siendo, entras en un estado el cuál no logro describir, creo que nunca había llegado a él como en este dia, y aunque al final el universo conspiró e hizo que las cosas se acomodaran, puedo decir que toda ésta carrera, principalmente los primeros 80 Km de este 3er dia, pude por primera vez sentir y tener la certeza de que no tengo nada que demostrar a nadie, que absolutamente nada es definitivo a menos que dejes de esforzarte y una muy profunda certeza de que al final lo único que importa es lo que te dices y demuestras a ti mismo.
¿Porqué esta introducción tan fumada y espiritual? Pues ahi les va
El tercer dia suele ser técnicamente simple, dejas de preocuparte por averías mecánicas, refacciones, ruta, y prácticamente solo se trata de correr, comer e hidratarse. No por eso deja de ser un dia extremadamente duro, por muy buen corredor que seas, correr este tipo de distancia en asfalto es desgastante, y si sumas la fatiga acumulada que traes, mucho peor.
Los suministros para el 3er dia los teniamos prácticamente listos, las compras desde el primer dia fueron bien calculadas y con los pequeños refills que se hacian en el minisuper era más que suficiente, así que despúes de una buena cena, procedimos a dormir «temprano» ya que el 3er dia arranca a las 6 am, y aunque es muy rápido el estar listo por la mañana, no deja de ser pesado levantarse.
No se los demás, pero nosotros regularmente, somos un concierto de alarmas por la mañana, lo peor que puede pasar es que te quedes dormido, asi que además de dejar listas mis alarmas, mi hermana hace lo mismo y procedemos a dormir.
Mi reloj biológico me despierta a las 4 y media de la mañana, veo el reloj y sé en unos pocos minutos va a sonar la alarma asi que me relajo y duermo «un poco más», cuando por fin (afortunadamente suena) veo el teléfono para darme cuenta que son las 5;15 am!, la primera era a las 4:45, que chingados pasó? Resulta que mis 3 alarmas estaban programadas solamente de lunes a sábado, y pues… era domingo, y mi hermana que tambien suele poner varias alarmas, resulta que las puso en horario pm, cuales son las probabilidades de que algo asi nos pase? Mínimas, pero pasó…
Por alguna razón divina tenía una alarma más a la hora que sonó, los 3 estamos seguros que si eso no hubiera pasado hubieramos despertado cuando la carrera ya hubiera arrancado, aún así teniamos buen tiempo para llegar, pero para mi no dejaba de ser un despertar muy acelerado y esa sensación constante de que algo se te olvida o estás haciendo mal me acompañó un buen rato y no es nada agradable cuando sabes el largo dia que te espera.
Salimos con el tiempo justo para llegar al arranque, y literal cuando me bajé del carro, ya me estaban voceando, prácticamente todos los corredores ya estaban listos y pues yo como que no sabía ni que hacer, si dejarme o quitarme la chamarra, si ajustar una vez más o no los huaraches, si elegí la playera correcta, en fin, tonterias sin sentido que quería ya poder dejar atrás.
Llego a registrar mi llegada y es justo en ese momento cuando anuncian que faltan 3 minutos para el arranque, prendo el garmin para que agarre satélite y el resto es medio borroso, solamente recuerdo que empecé a respirar profundo para calmarme y justo ahi empezó la cuenta regresiva, ahora si ni tiempo me dio de tener miedo, se da el disparo de salida y llega la hora de correr. Todo express.
Veo que los punteros arrancan de a madres, neta es el arranque mas pinche loco que he visto en la vida, no recuerdo quien iba corriendo junto a mi, pero le dije «que pedo con esos intensos?» Un segundo grupo también arranca con un ritmo bastante fuerte para ir «calentando», me siento como si me hubiera equivocado de carrera y ésta era el 10K Fresnillo, porque esas velocidades definitivamente no eran algo normal para un doble maratón.
Llegamos rápidamente a la zona de Plateros, la cual tiene unas subidas y bajadas bastante pronunciadas, que de ida no se sienten tanto ya que las piernas van frescas, pero de regreso son asesinas, los primeros 10 km los utilizo para soltar las piernas, calentar y agarrar ritmo, normalmente después de eso ya «me entablo» un ritmo cómodo el cual trato de mantener lo más posible, generalmente hasta el km 50, después de eso ya las piernas determinan el resto.
Pero algo no se sentía normal en esta ocasión, 10, 15, 20 kilometros y no lograba sentirme cómodo, ni mucho menos agarrar un ritmo, cuando aceleraba al ritmo que normalmente llevo para estas distancias, las piernas no respondían, mi ritmo cardiaco se elevaba y mi respiración se alteraba, y cuando intentaba bajar la velocidad para ir mas cómodo, la bajaba demasiado, para eso ya mejor caminaba.
Ya iba mas allá del km 30, y aunque de condición y actitud me sentía excelente, físicamente algo nomás no cuajaba, como si no fuera suficiente, mis huaraches también se sentían raros, es algo de lo que no suelo preocuparme, pero, aunque no me lastimaban, había una sensación que se mantenía presente e incluso me desconcentraba por ratos. Esto era, yo creo, porque un par de semanas antes de la carrera, las correas se rompieron, con tan poco tiempo, no podría amoldar unos nuevos, asi que la solución fué cambiar las correas por unas nuevas. en realidad no me quedaban mal, pero los huaraches, son como cualquier tenis, tienes que amoldarlos y ajustarlos a tus pies, y en este caso, las correas que los sujetan, aún no se adaptaban y ahí estaba el problema, un problema que no iba a lograr solucionar ya que si las movía buscando ajustarlas podia ser peor, además del tiempo que iba a perder parando para hacer los ajustes. Me sentía un total novato, pero aunque si los probé y corrí con ellos varias veces, no es lo mismo un 10 K de entrenamiento que un doble maratón donde los pies se van hinchando.
Alrededor del km 35 por fin llegamos a un muy pequeño pueblo que se le llama «La salada», suele ser un lugar especial en esta carrera ya que año con año los habitantes salen a vernos pasar, los niños se emocionan y nos regalan hielo y bebidas, desafortunadamente este año de pandemia, aunque si había gente como siempre esperándonos, eran muy pocos, pero al menos para mi no deja de ser un motivo de orgullo el notar la forma en la que los niños te ven y quizás se inspiran. El pueblo suele ser normalmente terracería, en esta ocasión se encontraba en pavimentación, por lo que atravesarlo implicaba cruzar un par de calles llenas de arena muy suelta, que para mis huaraches fué como llenarse de talco y mis pies se resbalaban de la suela, esta sensación duró un par de kilómetros que fueron un poco incómodos y fué suficiente para generarme un par de ampollas, que no eran molestas realmente, al menos no aún.
Atravesamos el pueblo y tomamos una recta que nos lleva directo al retorno, el ansiado km. 42 ya estaba relativamente cerca, y digo relativamente porque aunque son ya menos de 5 km los que faltan, psicológicamente se pueden hacer eternos. Así fué en esta ocasión para mi, ya que llevaba prácticamente un maratón corriendo sintiéndome «raro», sin poder agarrar un ritmo estable y sobre todo sin poder concentrarme y disfrutar plenamente el momento, lo cuál para mi es clave y es algo que realmente ansío durante meses, creo que muy pocas cosas en la vida te pueden llevar a un estado mental tan profundo y hacerte tan consciente de lo que estás sintiendo como correr durante horas mucho mas alla del dolor y el cansancio.
Cabe resaltar que mientras atravesaba la salada me crucé con Alex y Bam bam, ese par de máquinas ya me llevaban más de 10 Km. de ventaja, es la primera vez que iba tan mal, nunca he sido de los más rápidos, eso ya todos lo saben, pero creo que lo más atrás que he estado de los punteros son solamente 5 o 6 kilometros para cuando llego al maratón, por lo que ahí comprobé que definitivamente éste no estaba siendo mi dia.
Charlie, mi hermano, se bajó a correr conmigo unos kilometros antes de llegar al retorno, y ahi fué donde le dije como me sentía, quise ser claro, sin ser alarmista y tampoco era una excusa para rendirme, simplemente quería poder disfrutar el resto de la carrera, fuera cual fuera el resultado, no recuerdo exactamente el diálogo, pero fué algo asi:
Yo: «La verdad no me estoy sintiendo bien, tengo energía y en cuanto a condición me siento bien, pero las piernas nomás no me dan, y para el tiempo que llevo y con toda la subida que hay de regreso, las matemáticas no cuadran y es probable que en esta ocasión no lo logre. No quiero que nos estresemos ni terminar mal como el año pasado. Si me siento bien vamos a seguir hasta la meta aunque probablemente llegue fuera de tiempo, y ya si veo que el cuerpo no reacciona, le damos hasta donde la máquina truene»
Charlie: «OK pues vamos a seguir a ver como te vas sintiendo y ya mas adelante vemos, pero no aflojes»
Y así seguimos unos metros más, cuando empezaron a aparecer el resto de los atletas que venían de regreso, en realidad venían todos muy compactos, como unos 100 metros uno detrás de otro, sin embargo prácticamente todo el grupo iba unos 3 o 4 kilómetros adelante de mi, la mayoría se veían enteros y a buen ritmo, yo por más que trataba de ver el retorno a lo lejos, solamente veía pura carretera y un fondo borroso, el típico que el calor reflejándose en el asfalto genera.
Empezaron a aparecer varias «visitas» en el camino que ayudaron bastante a despejar la mente, primero el staff de Panal Collective que pasó a grabarme y a mi crew, intercambiamos bromas como siempre lo hacemos y ayudó un poco a cambiar el mood que traía, después mientras mi hermano y yo corríamos apareció Yosef, quien iba a apoyar y echar porras, y con el venia Dannielo, un hermano Ultra quien compitió el año pasado y quien de pronto ya se había cambiado, se puso trisuit y se bajó a correr con nosotros, wow!, fuen un gran motivador y de cierta manera también me ayudó para esforzarme un poco más y mejorar mi ritmo, si mi hermano y él estaban ahi corriendo conmigo, lo menos que podía hacer era poner de mi parte.
De pronto, de regreso venía Delia corriendo, y con ella venía Lorena Olvera que era parte de su crew y a quien considero una buena amiga, se regresó a saludar y correr conmigo unos metros, fué un honor y un gusto, me preguntó como me sentía y pués, fui honesto y le dije lo mismo que a mi hermano, y como buena Mental Coach que és, me dijo un par de frases que me ayudaron a reaccionar y una vez más motivarme a seguir esforzándome para rescatar el dia; «¿que más quieres? Tienes más experiencia que todos los que están aquí, pon tu mente en el estado de tu mejor carrera que hayas hecho aqui y quédate ahi, ya sabes como hacerlo».
Fue en ese momento que nos dejó y regresó con su atleta, era como si el universo me estuviera mandando señales, y no se si por el cansancio o por iluminación, pero andaba muy receptivo, y todo eso me estaba cayendo bastante bien. Por fin pude ver el retorno a lo lejos, era como poder ver un oasis en medio del desierto, y entonces una señal más, apareció Bamboo quien comenzó también a correr conmigo, y no solo eso, estaba en una videollamada con Anahi y mis hijos, platiqué con ellos un minuto, mientras los 4 corriamos, Dannielo, Charlie, Bamboo y yo, fué como meterle un Redbull a la motivación para apretar el paso y salvar el día, aún faltaban 42 km y mi mente matemática lo veía difícil, pero decidí arriesgarme, si las piernas tronaban, sabría que era por darlo todo y no por rendirme.
Comencé a planear la estrategia y afortunadamente mi mente comenzó a cooperar para mantenerme enfocado, es cierto que las piernas seguían sin jalar bien, pero pues ahora les tocaba chingarse, si ellas no ponían de su parte, ahora les iba a tocar sufrir, porque este cabrón no las iba a consentir.
Sabía que no podía acelerar, si el ritmo que tuve toda la ida, siendo de bajada fué terrible, no había manera que lograra ir mas rápido de regreso, pero empecé a hacer cálculos y lo único que tenía que hacer era mantener el mismo ritmo promedio durante todo el regreso para que terminar fuera posible, empecé a dividir la carrera por tramos y el primero era llegar al km 50 lo más rápido que pudiera, ya que justo ahi es donde comienza lo mas perro, así que si iba a poder acelerar aunque fuera un póco, ese sería en único tramo donde podría hacerlo.
Lo primero que quería era llegar nuevamente a La Salada, justo saliendo del pueblo hay una subida apocalíptica que tengo bien grabada y quería subirla cuanto antes y dejarla atrás, no es que después se volviera mas fácil, pero es como arrancarse el curita, sabes que te va a doler, pero entre más rápido mejor. Pude al fin ver el pueblo, el Km. 50 ya se sentía en la bolsa y quería llegar lo mas pronto posible a él, una vez más acepté una bebida de las que los niños ofrecían, les agradecí por el detalle y las porras y comencé a atravesar de nueva cuenta el arenal, con la novedad que en esta ocasión fué mucho, mucho más incómodo y ahora esa incomodidad, se convirtió en dolor, si quería terminar la carrera tenía que hacer algo, ya que con esa molestia iba a ser imposible.
Por fortuna en el carro llevaba tenis, ni siquiera eran tenis para correr, eran de fitness que eran los únicos que llevaba, lo peor de todo es que tenía mas de 6 años sin haber utilizado ningún calzado para correr que no fueran huaraches, asfalto, trail, ultras, Alaska, todo lo había hecho con huaraches, así que no sabía como iban a reaccionar mis piernas. Lo mejor de todo es que no solamente traía tenis, sino que adentro venían unas calcetas, era como si el destino supiera que eso iba a pasar. Honestamente dudé hacerlo durante unos minutos, pero mis sensaciones y la situación no estaba para ego, si mi cuerpo estaba reclamando, lo menos que podia hacer era justo hacer algo diferente, lo peor que podría pasar es que me sintiera igual, peor ya no se podía, asi que tenía que probar.
Justo saliendo del pueblo le pedí a mis hermanos que se orillaran y rápidamente empecé a cambiarme los huaraches, mis pies estaban ya hinchados y adoloridos por las ampollas y me costó ponerme las calcetas, y una vez que me puse los tenis tenía duda sobre si estaban muy flojos o muy apretados, lo que no quería era volver a perder tiempo parando nuevamente para ajustar, así que traté de dejarlos un poco flojos, y después de un buen trago de agua y alimento, empecé a correr cuesta arriba la subida que ya esperaba.
La sensación para mis pies fue rara, pero fué mucho mas rara para mis piernas, no es que fuera incómoda, pero si sentía claramente como los músculos trabajaban totalmente diferente, pero al final podía seguir corriendo y eso era lo importante.
Subí, subí, subí, hasta que coroné esa primera cuesta de las muchas que faltaban, aproveché para voltear, darle las gracias a la subida y mandarla a chingar a su madre. Se que nos vamos a volver a ver, pero por lo pronto, por este año, el trámite ya estaba hecho.
Mi siguiente objetivo era el km 60. Ya tenía clara la hora en la que debía llegar para que el terminar en tiempo fuera posible, así que una vez más hice el esfuezo de mantenerme enfocado, firme y hasa el momento todo iba perfecto, mi hermana bajo a correr conmigo por algunos tramos y la verdad es que mis 2 hermanos se rifaron con el cuidado de mi alimentación, para esas alturas yo ya iba perdiendo un poco la noción del tiempo y lo que me tocaba comer y eran ellos los que me iban alimentando, e hidratando a la perfección.
Al fin llegue al 60, y solamente me había pasado por un par de minutos, así que el objetivo aún seguia al alcance, Sé perfectamente que la parte mas dificil de la carrera, al menos para mi, es justo la entrada a Fresnillo, que es alrededor del km 75, entrar a la ciudad implica un par de subidas bestiales, que para esas alturas son dificilmente corribles, por lo que sabía que ese tramo me iba a tomar bastante tiempo por lo que debía llegar ahí con al menos una hora de tiempo antes del corte.
Unos kilómetros antes de llegar Gaby comienza a poner audios de mi familia apoyándome, Anahi y los niños inventando porras, mi papá motivándome, mi mamá como siempre mandándome sus mejores vibas. En ese momento para mi era una presión muy fuerte y no sabía como sentirme, por un lado había aceptado la posibilidad de no llegar a tiempo, pero al escuchar todo eso comencé a sentir un compromiso enorme por todos los que siempre me apoyan en estas locuras. Ya alguna vez todos ellos vivieron junto conmigo mi primer gran fracaso de éstos, y aunque ahora no lo sentía así de catastrófico, sabía que el terminar bien la carrera era la forma correcta de honrar y agradecer el esfuerzo que hacen, porque al final, este logro, no es mio, es de todos ellos.
Afortunádamente si lo logré, llegué a tiempo a Plateros que es la entrada a Fresnillo y apenas comenzaron las subidas comencé a caminar lo mas rápido que podía, intenté trotar pero era demasiado pesado y a esas alturas había mas riesgo de que las piernas se acalambraran o lástimaran, asi que si caminando rápido seguia avanzando, era la mejor opcíon. Esa primer subida era mas larga de lo que recordaba y me tomó mas tiempo del que estimaba, de pronto a 6 kilometros de la meta, la oportunidad de llegar a tiempo comenzaba a esfumarse, ya que aún faltaban un par de subidas más y si una vez más eran más lentas de lo que planeaba, la situación pintaba peor.
Efectivamente la segunda fué igual de dolorosa y cansada para mis piernas, por primera vez en toda la carrera me llegó esa sensación de «piernas aguadas» que es cuando ya no te responden bien y se te doblan o van chuecas, no fue nada grave, pero era un indicador de que los músculos de las piernas ya estaban cediendo y era justo cuando más debía apretar.
Por fin se terminaron las subidas, y fué justo en la última bajada, ya como a 4km de la meta cuando mis piernas no dieron más, tuve que detenerme a caminar y prácticamente me estaba despidiendo del objetivo de terminar dentro del tiempo límite. Sabía que iba a llegar a la meta, pero iba a ser unos minutos fuera del tiempo, ni hablar.
No me causaba conflicto personal, me sentía en paz, y como lo había dicho, no iba a demostrarle nada a nadie, solamente a mi y estaba consciente de que había hecho lo mejor que pude, pero en el fondo si sentía que le estaba fallando a mi crew, tanto esfuerzo no podía ser en vano, pero por más que intentaba acelerar no podía.

De pronto, de la nada, aparecio una mujer que nunca había visto, no estaba seguro si era parte del crew de Ben, que venía muy pegado a mi y que justo en ese tramo se me emparejó, y prácticamente ibamos uno al lado del otro. Le dije que ya no podía más y que no había forma de que pudiera llegar en tiempo con el ritmo que traía, y como si me conociera y fuera parte de mi crew, empezó a ayudarnos, incluyo a mi hermano, que para ese momento ya llevaba casi 30 km en las piernas y creo que es la vez que más ha corrido en la vida, sé empezaba a acalambrar y para el también ya era un esfuerzo grande el correr conmigo.
Esta persona, de la cual no recuerdo su nombre (si estás leyendo esto manifiéstate y contáctame por favor para agradecerte una vez más) comenzó a darme indicaciones cuál entrenadora mundialista, yo le daba mis argumentos de porque el tiempo y mi ritmo ya no me daban para llegar y ella solamente me regañaba y me decía que dejara de ver el reloj y que corriera, de pronto las piernas ya no daban más y me detenía a caminar, y ella no me dejaba, me jalaba, me empujaba, hacía lo que fuera necesario para que yo siguiera, y hoy estoy muy agradecido por eso, era justo lo que necesitaba y el universo la puso ahí.
De pronto ya estabamos en Fresnillo, a menos de 2km de la meta, y es justo ahi donde todo comienza a ponerse borroso, todo pasaba demasiado rápido, en algún momento ya iba con la cabeza toda mojada, no recuerdo bien si yo pedí el agua, pero si recuerdo que eso me ayudo a despertarme y sentirme mejor. Faltaban menos de 10 minutos para el corte y según mis cálculos ya era imposible que yo pudiera correr al ritmo necesario para lograrlo.
De un momento a otro, como si fuera escena de película comenzó a pasar todo mas rápido. De repente ya tenía a Damián a un lado de mi grabándome, no he visto ese material, pero estoy seguro que no tiene mi mejor cara, recuerdo que Charlie iba a la camioneta y venía, y me seguia pasando agua o lo que fuera, a pesar de que el ya también estaba muy cansado, acalambrado y le costaba correr, esta persona que me estaba ayudando, me jalaba, me empujaba, me seguia motivando para lograrlo, recuerdo escuchar a mi hermana desde atrás en el carrro gritándome y echándome porras, al mismo tiempo que las sirenas de las patrullas inundaban la calle, ibamos parando el tráfico, pero en ese momento ya no estaba muy consciente de lo que pasaba solamente corria lo mejor que podia. De repente ubiqué donde estaba, y sabía que faltaba poco para llegar, había una glorieta que era clave ya que estaba a pocos metros de la meta, y al fin pude verla a lo lejos.
Una vez que la ví, no sé de donde, pero me salieron fuerzas para comenzar a «correr», aceleré lo más que pude, tanto que dejé de necesitar ayuda, ya no ví a mis hermanos, ni a Damian, ni a nadie, solo seguía escuchando las patrullas, y había gente en la calle apoyando, la mujer que iba conmigo seguiá corriendo a mi lado, y una vez que llegamos a la glorieta, que estaba a unos 200 metros de la meta, voltee a ver el reloj y vi que aún quedaban un par de minutos para el corte, aceleré más, lo más que pude y de repente me sentí como si apenas estuviera empezando la carrera, (ojalá asi me hubiera sentido los primeros 42K), voltee para buscar a mis hermanos y entrar con ellos y no había nadie, no sabía donde se habían quedado, pero tenía que entrar a tiempo para que valiera la pena el esfuezo que hicieron.
Por fin doy vuelta y entro a la explanada donde me esperaba al frente la meta, veo a mi hermana que ya estaba ahi, no se cómo ni cuando me pasó, pero ahi estaba, busco a Charlie para entrar los 3 juntos y no lo veo por ningún lado, sentía que faltaban pocos segundos y tenía que cruzar ya. Al fin piso el tapete, ya solo son unos cuantos metros, veo el listón, ese listón que varias veces he tenido en mis manos, hoy lo iba a tomar con una sensación como si fuera la primera vez, tenia una emoción y una adrenalina tan elevada corriendo por mis venas que puedo recordar claramente como mi piel se enchinaba justo un segundo antes de poder tocarlo. Por fin, terminó todo, y lo que ya parecía imposible se logró con apenas 1 minuto de sobra.
Por 6a vez estaba logrando superar este reto y con toda honestidad les puedo decir que en esta ocasión fué radicalmente diferente, no se si era la catarsis del año laboral y emocionalmente más difícil de mi vida al que me he enfrentado, si la falta de Anahi y mis hijos o si el hecho de haber estado tan tranquilo con la idea de no lograrlo, que cuando al final si se pudo, se convirtió en un éxtasis como pocos en la vida.
Aún estaba festejando cuando se nos unió Charlie, ya estábamos los 3 juntos, lo habiamos logrado una vez más. No encontraba la forma de agradecerles por seguir apoyándome y porque sabía que este año en particular, aunque no me lo dijeran, había sido una mega putiza para ellos y nunca pusieron ni un solo pero, nunca fallaron, nunca me abandonaron.
Bamboo me recibió en la meta con otra video llamada de Anahi y mis hijos, era un final perfecto, recuerdo que tenía varias emociones a flor de piel, no sabía si estaba feliz, triste, quería llorar o gritar, tenía la certeza de lo mucho que amo el enfrentarme a este tipo de retos y éste en particular siempre me despierta y me permite conocerme mejor.

Sabía que estaba cerrando una etapa, hasta el momento no estoy seguro de lo que dejé atrás y lo que comienzo a construir, pero si estoy seguro que hay muchas cosas que han cambiado dentro de mi y me está gustando.
Hay tantas cosas que damos por hecho y subestimamos todos los dias, que solamente las valoramos cuando las perdemos, y creo que justamente ese fué el aprendizaje que esta carrera me dejó, el poder notar realmente lo afortunado que soy de encontrarme rodeado de tanto amor y tanto cariño por tanta gente que ni siquiera tiene ninguna obligación para hacerlo.
Anahi, me hiciste falta este año. Como siempre, no tengo palabras ni forma de agradecerte el estar siempre a mi lado aguantando y luchando contra todo lo que se nos ponga enfrente. Te amo como no imaginas.
Fabianna, Killian, si algún dia leen esto, sepan que son mi motor y como siempre se los he dicho y les he mostrado, cualquier objetivo que se pongan en la mente lo pueden lograr, siempre y cuando estén dispuestos a partirse la madre trabajando por lograrlo. Los amo.
Charlie, Gaby, no pude tener mejores hermanos que ustedes, no encuentro la forma de agradecerles y devolverles todo el apoyo, amor y compañia que siempre me han otorgado. Les estoy en deuda y saben que siempre voy a estar ahi para ustedes.
A mis padres, no hay palabras para agradecerles por hacerme quien soy, darme las herramientas para lograr lo que he logrado y la libertad para permitirme fallar tantas veces y aún así siempre seguir a mi lado para ayudarme a levantarme.
A toda la Ohana ultra, al staff de UltraMX que siempre está dispuesta a apoyar, al crew de Panal Collective, al Tristaff a la familia BH bikes, a todos los que siguen mis aventuras se inspiran con mis locuras y me mandan siempre su buena vibra y a todos los que siguen al pie del cañón creyendo en mi. Mil gracias.
La persona que me ayudó a llegar se acercó a mi cuando todavía estaba medio atarantado de la llegada, le agradecí y le pregunté su nombre, desafortunadamente ahora no lo recuerdo, ya me están ayudando a investigarlo, pero una vez más quiero agradecerte por tu ayuda, definitivamente no lo hubiéramos logrado si no hubieras aparecido.
Hoy mas que nunca estoy consciente de que detenerse jamás será una opción, siempre hay que buscar la forma de seguir adelante, seguir hasta que estés estúpidamente orgulloso de ti mismo, porque si algo hace que cada segundo que respires valga la pena, es saber que haces todo por seguir siendo un grandísimo cabrón inquebrantable.
Mike
Vida Ultra